martes, 12 de enero de 2016

Pensamientos de un corredor en un día lluvioso

Camiseta térmica.
Mallas.
Buff.
Calcetines.
Zapatillas.
Atadas fuertes.
Sin apretar.
Sudadera.
Guantes.
MP3.
Reloj.
Todo listo.
¿Ganas? Todas.
Un paso.
Dos pasos.
Tres pasos.
Cuatro pasos.
Una gota de lluvia.
Dos gotas.
Llueve.
Diluvia.
Joder cómo cae.
Play.
La música empieza a brotar por los cascos.
Motivación por 1000.
Según empiezo a dar los primeros pasos, las primeras zancadas empiezo a notar la lluvia cayendo en mi cara y en mi pelo.
Me mojo.
Me calo.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.

Esa sensación de correr bajo la lluvia con la música motivadora entrando a mi cerebro haciendo que mis piernas vayan solas y yo sólo me tenga que preocupar de no pisar los charcos es indescriptible...
En los primeros metros siempre siento lo mismo.
Siento que puedo con todo.
Siento que puedo correr la carrera de 15 km del domingo.
Siento que puedo correr la media maratón de Abril.
Siento que puedo correr una maratón.
Siento que puedo correr 3 días seguidos si quisiera.
Siento que las preocupaciones de hace una hora no son tan importantes.
Siento que la discusión de hace un rato tampoco merecía la pena.
Siento que muchas cosas no merecen la pena.
Desconexión.
Máxima.
Pura.
No existe nada más.
Sólo existe el camino.
La música.
Yo.
Me cruzo con la gente.
Me miran.
Les miro.
Leo sus mentes y piensan: "Anda que irse a correr ahora con la que cae...".
Leo sus mentes y les digo: "Anda que irse ahora a casa y no irse a correr con la que cae...".
Sonrío.
Me cruzo con otros corredores.
Me miran.
Les miro.
Leo sus mentes y piensan: "¡Ole tú! ¡Con dos huevos sí señor!".
Leo sus mentes y les digo: "¡Ole tú! ¡Con dos huevos sí señor!".
Sonrío.
Sonríen.
Me meto al parque donde hay caminos de tierra.
Mejor que asfalto.
Arena.
Agua.
Tierra.
Barro.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.
Las zapatillas se llenan de barro.
Las mallas se llenan de barro.
Incluso la sudadera se llena de barro.
Estoy empapado de agua.
Estoy lleno de mierda.
Me he puesto el buff como gorro y, aunque evita algo el agua en el pelo, me calo igual.
Evito algún charco.
Piso algún charco aposta.
Con fuerza.
Puedo con todo.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.


1 kilómetro.
2 kilómetros.
3 kilómetros.
Calentamiento terminado.
Me meto debajo de una parada de autobús para programar el reloj ya que tengo que hacer cambios de ritmo.
Progresivo - Suave - Fuerte - Suave.
Cada 100 metros cambio.
Y así 12 minutos.
Me cuesta un poco empezar.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.
Termino.
Busco un sitio para realizar ejercicios de spining donde no caiga mucho la lluvia y encuentro un camino entre algunos árboles donde no cae tanto el agua.
Me mojo más.
Acabo.
Tengo que volver a casa con una cuesta importante de por medio.
Venga, a disfrutar los últimos metros de hoy.
¿Y si me pongo enfermo con tanta lluvia?
¿Enfermo?
Imposible.
No se puede poner uno enfermo si está haciendo algo que le encanta y con lo que disfruta al máximo.
No puede ser.
Hay una barrera en mi piel.
Hay mucha fuerza dentro de mi cuerpo para combatir a todo germen que quiera hacer algo malo dentro del mismo.
Puedo con todo.
Venga, entra.
No saldrás.
Vete a otro cuerpo.
Aquí no tienes nada que hacer.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.
Venga que ya es el final.
Estoy cansado.
Puedo más.
Tengo que subir una gran rampa de 600 metros.
Yo controlo mi cuerpo.
Mi cuerpo no me controla a mí.
Noto mis sensaciones y son muy buenas.
Puedo controlar mi ritmo a mi antojo.
Me cuesta.
Es duro.
Muy duro.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.
Termino.
Estiro.
Ducha.
Agua.
Otra vez agua.
Más agua.
Agua caliente.
Entreno terminado.
Trabajo bien hecho.
Endorfinas por mi cuerpo.
Más.
Quiero más.
Mucho más.
Sí, es lo que quiero.
Sí, es lo que elijo.
Esto lo quiero yo.
Lo elijo yo.
Me gusta.
Me encanta.
Me siento libre.
Me siento vivo.
Me siento deportista.
Me siento corredor.

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