miércoles, 25 de marzo de 2015

Pensar mal de todo el mundo agota

Siempre que nos comunicamos con otras personas cara a cara nuestro mensaje verbal se ve ampliado con nuestros gestos, posturas, tono de voz etc. ¿Pero qué pasa cuando el mensaje es por escrito? Pues que lo que quieres transmitir muchas veces se entiende sin información extra y lo que hace el receptor del mensaje es ponerle él el contexto según su estado de ánimo. Por ejemplo, si una persona escribe a otra "te echo de menos" y está última está enfadada o estresada, entenderá el mensaje con la connotación de "dice que me echa de menos pero seguro que lo que está intentando decir es que estoy pasando de ella y lo que estoy es estresada". O si a alguien le contamos algo y no nos contesta podemos interpretar que no le interesa.

Respecto a este tema he estado leyendo sobre la teoría de la comunicación no violenta de Marshall Rosenberg, que se puede aplicar tanto a conversaciones verbales como por escrito aunque está planteada para conversaciones verbales.

La comunicación no violenta busca que las personas se comuniquen de manera efectiva y empática para conseguir que el mensaje llegue a la otra parte sin herir sus sentimientos. Resalta la importancia de expresar con claridad observaciones, sentimientos, necesidades y peticiones a los demás de un modo asertivo y sin etiquetar a la persona. Por ejemplo, si le estoy contando a un amigo una cosa importante y bosteza en vez de pensar "no le importa lo que le estoy contando o no se alegra por mí, eres idiota" decirle simplemente "estás bostezando" y permitirle que la otra persona se explique, la mayoría de veces existe una explicación sencilla para ese comportamiento que nos resulta incómodo.
Siguiendo con el ejemplo, puede ser que haya dormido mal o está muy cansada y aunque se alegre por ti, le cueste demostrarlo.

Un principio clave de la comunicación no violenta que facilita esto es la capacidad de expresarse sin usar juicios sobre lo que está bien o mal, sobre lo que es correcto o incorrecto, por eso se hace hincapié en expresar sentimientos y necesidades, en lugar de críticas o juicios morales.

La Comunicación Honesta es un método basado en la Comunicación No Violenta que permite evitar los malos entendidos. Puedes aplicarla siguiendo los siguientes pasos:

El primer paso consiste en darse cuenta de las emociones que estoy notando y/o los pensamientos que me están pasando por la cabeza. Para diferenciarlos de los hechos, podrías utilizar una manera sencilla como esta:

- Cuando esta persona está haciendo ...... lo que yo pienso es que ..... En mi caso sería...

El segundo paso consiste en analizar eso que estoy sintiendo y pensando. Los pensamientos y emociones que me asaltan son reales para mí, puesto que, son una respuesta al hecho que las necesidades que tenemos en ese momento no están satisfechas.

Siguiendo con el ejemplo del bostezo, yo necesito compartir mis experiencias y que me atiendan y no estoy sintiendo que se me está prestando.

El tercer paso consiste en pedir a mi interlocutor que explique su comportamiento gestual y no verbal en general y que no consigue satisfacer mis necesidades emocionales. Continuando con el ejemplo, si se confirma que no lo interesa lo que le explico lo que haré es buscar a otra persona que pueda darme ese tipo de escucha que yo quiero. Sin embargo, si hubiera otra razón y como es importante para mi recibir escucha de esa persona, quizás decida otra cosa. Así que la petición podría ser algo así:

- Cuando te hablo y bostezas me siento incómodo porque necesito que me escuches con atención y pienso que no lo haces. ¿Qué te parece lo que te estoy contando? 

Si la respuesta es que no le interesa, podemos buscar a otra persona que nos escuche como nosotros necesitamos que lo haga. Siempre respetando la decisión de la otra persona, sin criticarle ni sentirnos heridos por su elección, aunque podemos pedir que nos explique más el motivo para no querer hacerlo.

Si por el contrario no puede darnos la escucha activa por alguna razón fundamentada (dolor de cabeza, cansancio, prisa etc) podemos plantearnos quedar en otro momento.

Normalmente detrás de esos comportamientos que muchas veces etiquetamos como inmaduros, egoístas o envidiosos hay explicaciones mucho más sencillas y entendibles.

Recuerda: pensar mal de todo el mundo agota.


Fuente: que

2 comentarios:

Unknown dijo...

Algo así como el error fundamental de atribución o sesgo de correspondencia.

Cierto, pensar mal de todo el mundo agota. Pero hay gente que se entrena muy duro.
Creo que deberían sacar una ley para que pensar mal fuera obligatorio. Asunto arreglado. Nadie la cumpliría porque invadiría nuestra libertad, ;-)

Muchas gracias!

El blog que te hará pensar dijo...

Eyyy, error fundamental de atribución, eso lo estudio en Psicología jejeje :)

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