martes, 23 de agosto de 2011

Diario del Camino de Santiago (Día 2)

- 2ª Etapa: Portomarín – Palas de rei (25 km) 10/08/2011: la primera noche real después de andar no fue muy buena para mí la verdad, dormí pegado a una ventana en la que entraba la luz de las farolas y de la luna y eso hizo que no durmiera muy bien del todo aunque el cansancio también hizo que no me costara mucho conciliar el sueño.

Albergue de Palas de Rei

Se me salió un tapón del oído y sufrí por los roncadores y fui aprendiendo a colocármelos y que eso no saliera ni con espátula.

Decidimos quedar todos a las 6 fuera de los albergues por lo que a las 5:30 ya estábamos en pie haciéndonos la maleta. Lo más madrugadores ya habían salido pero había gente todavía durmiendo.

Esta vez desayunamos antes de salir el zumo y el bollito que habíamos comprado el día anterior mientras calentábamos las piernas, algo fundamental cuando no estás acostumbrado a andar tanto, calentar tobillos, muslos, ingles y demás. Comenzamos con una gran subida en la que nos callamos todos y estuvimos en fila india síntoma de que costaba la dichosa cuesta...la pena fue que no había luz para no apreciar el paisaje, pero cuando la subimos ya empezó a amanecer.

Tuvimos algunos contratiempos en los que tuvimos que parar para que alguno hiciera sus necesidades en el campo...es lo que tiene el contacto con la naturaleza...luego volvimos a parar para desayunar y quitarnos la sudadera y pantalones largos, y luego más tarde otra parada. Total que paramos 3 veces y no habíamos llegado a media etapa.

Personalmente había dos momentos clave cuando andabas...cuando empezabas a pasar a gente que te hacía subir la moral de manera increíble...ya que, aunque no era una carrera, pero tenías que llegar no muy tarde para asegurarte el albergue público...ya que si no te tocaría polideportivo municipal...¿que si se notaba la diferencia? El albergue era como un hotel 4 estrellas comparado con el polideportivo...

Debido al ritmo tan bajo algunos decidimos tirar un poco después para incrementar el ritmo y pasar a gente para pillar albergue público. Fue una etapa en la que pasamos por muchas granjas y casas en lo profundo del campo y algunos trozos de carretera, con lo que conllevaba tener que dejar pasar a coches y bicis, cosa que molesta mucho cuando estás con tu ritmo cogido de marcha. El final fue bastante bueno físicamente y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en el albergue a un buen ritmo y con sitio para todos.

En esta etapa fue cuando me empecé a dar cuenta del poder motivador de la música. Y es que en los finales de la etapa cogí una costumbre que fue la de poner música con el móvil para los últimos kilómetros...y realmente me motivaba mucho y hacía que fuera a un buen ritmo y se me olvidaran los dolores.

En cambio no todo fue bueno. Para uno de mis amigos fue una etapa muy dura, se fastidió la rodilla y llegó muy a duras penas cojeando pensando si al día siguiente saldría o cogería un taxi porque no podía... Fue al médico, estuvo toda la tarde con hielo y se tomó algún nolotil y esperamos a ver cómo se levantaba al día siguiente y ver qué hacíamos. Los demás empezamos a tener las primeras ampollas y las piernas doloridas, algún tobillo hinchado y ya empezábamos a ver que esto se ponía más duro de lo que creíamos y que todavía nos quedaban tres días andando.

Los albergues se empezaban a convertir en un campo de refugiados donde se veía a la gente curándose sus ampollas, echándose alcohol de romero en los pies para refrescarlos, poniéndose compeed en las ampollas que todavía no se habían empezado a formar, echándose crema analgésica en las piernas...Imaginaros cómo olía ese albergue con tanta mezcla de olores de cremas y potingues...

El albergue fue muy bueno y seguimos conociendo a peregrinos y poco a poco íbamos haciendo un pequeño gran grupo muy divertido y que nos animaba a todos.

El ver a gente que estaba igual o peor que tú físicamente hacía que te diera fuerzas para seguir y compartir tus dolores y experiencias con los demás.

Habíamos terminado la segunda etapa y no sabíamos si íbamos a salir al día siguiente porque nuestro amigo seguía muy mal...habría que esperar a ver cómo se levantaba...

La siguiente etapa era la más dura, pero yo estaba con muchas ganas de hacerla ya que, pese a una ampolla, me encontraba físicamente muy bien.

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