lunes, 11 de octubre de 2010

Cómo me trato a mí, así trato a los demás

Interesante noticia sobre como lo que pensamos sobre nosotros interfiere a la hora de relacionarnos con los demás.



Aquí un fragmento: "Porque si continuamente nos damos mensajes de exigencia, nos censuramos a nosotros mismos por no haber hecho las cosas mejor y nos echamos en cara nuestros pequeños errores, exigiremos sin límite a los demás, los censuraremos todo el tiempo y no les perdonaremos ni un fallo. En cambio, si nos damos a nosotros mismos mensajes de aliento, nos perdonamos los fallos sin importancia y nos reconocemos las victorias, haremos lo mismo con la gente de nuestro alrededor."

Cuando leí esto me sentí totalmente identificado, soy muy exigente y cuánto más me exijo a mi y no me permito pasar una, más exijo a los demás. Según empiezo a exigirme menos y ver que no soy perfecto y puedo cometer fallos,  mejor trato a los demás de la misma forma.

"Ante un fracaso hay dos tipos de mensajes que nos lanzamos a nosotros mismos: podemos decirnos cosas como “ya he vuelto a fallar”, “nunca lo conseguiré”, “lo he hecho mal” o “no sirvo para esto”. O podemos decirnos cosas como “no lo he conseguido, pero he trabajado bien”, “tendré otra ocasión para conseguirlo”, “ya sé qué tengo que hacer la próxima vez” o “todos fallamos alguna vez”."

 A todos nos pasan cosas buenas y cosas malas. ¿Por qué determinadas personas se los toman de una manera y otros de otra? Aparte de las creencias, valores y demás en lo que habría que ahondar más a fondo, los mensajes que nos mandamos en nuestro diálogo interno van a hacer que nos tomemos cada suceso que nos ocurre de una manera u otra. Si los mensajes que te das son del estilo de "otra vez he fallado", "no sirvo para nada" empieza a cambiarlos y verás como empieza a cambiar tu comportamiento con los demás.

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